Anoche, Javier Milei durmió solo tres horas. El resto del tiempo lo utilizó para analizar los acontecimientos políticos que llevaron a la caída de la sesión que debía aprobar la Ley Ómnibus. El presidente estaba de mal humor y se sintió traicionado por la política palaciega.

Milei compartió su análisis político con veinte empresarios en Jerusalén, sin reparar en sus comentarios. La canciller Diana Mondino, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el futuro embajador en Israel, Axel Wahnish, escucharon su crítica política. Los empresarios aplaudieron su discurso, dirigido a ciertos gobernadores y diputados de la oposición.

El presidente aprovechó la oportunidad para criticar a aquellos que votaron en contra de las reformas, acusándolos de hablar mucho sobre los pobres pero solo empeorar su situación. Según Milei, los gobernadores traicionaron el proyecto porque las partidas discrecionales a las provincias cayeron en un 98%, revelando su verdadera intención de mantener sus privilegios.

El discurso de Milei impactó a los invitados, quienes escucharon atentamente sus palabras.

El presidente expresó su descontento con la situación política y criticó a aquellos que se llenan la boca hablando de los pobres, pero en realidad solo contribuyen a aumentar la pobreza.