Las sesiones extraordinarias que comienzan este lunes en el Congreso, durante un mes, se convertirán en un doble desafío para la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel: tendrá que avanzar con la agenda libertaria en un escenario muy delicado de votos y, sobre todo, deberá sobrepasar sin heridas una tensa sesión preparatoria que ocurrirá a fines de febrero, cuando aparezcan inevitables cambios en las autoridades de la Cámara alta. Es decir, el corazón de un día a día que podría complicar aún más la convivencia, en todo sentido.
Veamos primero las extraordinarias. El Gobierno lanzó, tras semanas de promociones exageradas, un temario que no carga -por ahora- demasiado al Senado, ya que la única ley dictaminada y lista para ir al recinto de la Cámara alta es la de “antimafias”. Días atrás, el santacruceño José María Carambia aseguró que solicitaría “algunas modificaciones”, y dejó a la iniciativa al borde de ser modificada, lo que obligaría un regreso en segunda revisión a Diputados.
Como cuestión de mayor relevancia sí aparecen, en stand by y sin dictamen oficial, los dos pliegos de los candidatos propuestos para integrar la Corte Suprema de Justicia: Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla.






