El gobierno de Nicolás Maduro dispuso la reducción de la jornada laboral en la administración pública a solo tres días por semana y 4 horas y media diarias, en un intento por mitigar la crisis energética que atraviesa Venezuela a raíz de la fuerte sequía que afecta a los embalses generadores de electricidad. La medida, que comenzó a regir este lunes y se extenderá por seis semanas, fue anunciada como respuesta a una “emergencia climática” y dejará la carga horaria estatal en 13,5 horas semanales, un tercio de las 40 horas establecidas.
El recorte en los horarios laborales alcanzará únicamente a los empleados públicos y no incluye al sector educativo, donde la actividad ya se encuentra fuertemente resentida por el éxodo de maestros. Según estimaciones de sindicatos y docentes, cerca del 70% de los educadores abandonó las aulas en los últimos años, migrando al sistema privado o directamente fuera del país, a raíz de salarios que rondan los 40 dólares mensuales en promedio. Esta situación derivó en que, previo a la disposición del gobierno, muchos establecimientos públicos dicten clases solo tres veces a la semana, de forma intermitente.