La decisión del Banco Central de no intervenir en el mercado mientras el tipo de cambio se ubique entre las bandas cambiarias está generando consecuencias esperables. Por un lado, el dólar opera con presión a la baja, pero al mismo tiempo preocupa el nivel de las reservas.

Ayer, el stock volvió a caer y desde el pico alcanzado el 28 de abril, tras los desembolsos del FMI y el Banco Mundial, la reducción ya roza los USD 1.300 millones.

Con la caída de ayer, de hecho, se perforaron los USD 38.000 millones, mientras a fines del mes pasado habían llegado casi a USD 39.300 millones. Existen varias explicaciones para que se dé esta situación. Por ejemplo la variación del oro incide de manera diaria en la contabilización de las reservas, lo mismo si hay reducción de depósitos en dólares y especialmente los pagos de deuda que debe enfrentar el Gobierno.

Aunque el acuerdo con el FMI le permite al Central que compre aún cuando el tipo de cambio no haya tocado el piso de la banda, sin embargo la decisión oficial es no hacerlo. Al menos por ahora. La prioridad es permitir que el dólar oficial continúe a la baja y acelerar el proceso de desinflación.